Proyecto de reforma de un piso ubicado en el conocido barrio del Pópulo, Cádiz.

La vivienda cuenta con un total de 65 m2 y una terraza privada de 24 m2 con vistas al mar.

En este proyecto se han mantenido algunos revestimientos ya existentes que quedan
pendientes de sustitución para la siguiente fase de obra.

La vivienda consta de salón, cocina, comedor, dos dormitorios, un baño y una terraza
privada.
Mantuvimos las baldosas del suelo e intentamos alejarnos de su estado anterior utilizando
elementos y recursos propios del estilo mediterráneo, con los que conseguimos aportar
luminosidad y atemporalidad a las diferentes estancias.

El salón y la cocina quedan integrados en un único espacio donde ubicamos la zona de
descanso con sofás, mesa de comedor y la cocina.

Este espacio, el más amplio de la vivienda, transmite mucha frescura y amplitud gracias al
blanco utilizado en las paredes, contrastado con materiales como la madera, las texturas y
el colorido de estilo étnico que vemos en los cojines y la alfombra, los cuadros dispuestos
por toda la vivienda y la vegetación.
Sin duda la luminosidad natural del espacio ayuda a potenciar todo lo descrito
anteriormente.

El dormitorio principal cuenta con acceso directo a la terraza, desde la cual podremos
disfrutar de las vistas al mar.
Para llevarlo a cabo decidimos pintar las puertas de los armarios de blanco, al igual que las
paredes para dar sensación de amplitud a la estancia. El cabecero y las mesitas de noche
son de madera, uno de los materiales estrella de esta reforma, y la lámpara de fibras
naturales. Terminamos de ‘’vestir’’ el espacio con una alfombra para aportar calidez, cojines
en tonos cálidos como el suelo y cuadros que también dan color a las paredes blancas.

El segundo dormitorio está resuelto de una manera más sencilla, encontramos dos camas
individuales acompañadas de unos cabeceros de tablones de madera envejecida con
mucha personalidad, una mesita de noche central de madera y un armario hecho a medida
para este proyecto. Otra estancia en la que también destacamos el luminoso blanco de las
paredes contrastado con los cuadros, el colorido de los cojines y la lámpara, también de
fibras naturales como en la habitación principal.

Por último, la terraza, las tinajas de vino antiguas usadas como maceteros, los separadores
de madera que dan privacidad y el encanto natural de Cádiz la convierten en el corazón de
la vivienda.

En definitiva, este ha sido un proyecto en el que hemos tenido que aprovechar muchos de
los revestimientos ya existentes en la vivienda, tratando de dar un aspecto uniforme y una
imagen limpia y actual del conjunto.